«Querido Maestro»-dijo la Discípula Alegre- ¿en qué se diferencian la sexualidad taoísta del sexo, tal como lo conocemos y practicamos en Occidente?».
Mientras se mesaba suavemente su larga y blanca barba, el Maestro respondió:
«Occidente vive el sexo como descarga, como explosión, nunca como implosión, la gente lo compara inconscientemente con las funciones excretorias, como algo que tiene que ‘salir’ urgentemente del cuerpo, algo para sacar, para mandar rápido afuera y así aliviarse».
La ventana estaba abierta y se olía el fresco de la tarde y el rumor del agua allá a lo lejos.
«Para el Tao la sexualidad es un éxtasis posible. ¡Nada que ver con algo que hay que expulsar! En tal caso es como liberarse de un Hechizo… ¡el Hechizo del Sexo! Es una forma de recargarse, de llenarse de energía, a través del juego de las polaridades Yin//Yang, de las fuerzas masculinas y femeninas que tienden a unirse, a potenciarse, a enriquecerse». Continue reading